jueves, enero 03, 2008

El ejercicio tonto de cada principio de año.

Llegadas estas fechas muchos consideran como requisito casi obligatorio que se haga una recapitulación de lo que ha acontecido a lo largo del año, evaluando los logros y los fracasos, si es que los hubo. A veces esos ejercicios rayan en la futilidad.

¿Por qué? bueno, porque no han sido realizados con verdadera conciencia, ni profundidad, muy en especial si lo que se pretende es que obtengamos alguna lección de lo que el año trajo y la forma en como lo encaramos.

Ejercicios fútiles porque solamente rascan la superficie, sin hacer un compromiso serio acerca de la forma en cómo nos involucramos con los eventos, con la vida.

Los logros importantes a veces son los más sutiles pese a que la mayoría de las veces no son perceptibles por los demás (a veces ni por uno mismo) y exigen un esfuerzo extraordinario de introspección y retrospección para poderlos identificar. Lo curioso es que estos cambios a veces se han estado llevando a cabo durante años y esa es una de las razones por las cuales no podemos describirlos en el ejercicio/ritual anual de la recapitulación y los buenos propósitos del año que recién comienza.

En mi caso particular, creo que el proceso ha estado gestándose desde hace una década aproximadamente (quita o pón un par de años): Profesionalmente me estoy dando cuenta de los callejones sin salida en los que me metí y la manera en la que debo de rectificar rumbo; en lo personal, creo que estoy desarrollándome por fin con relativa libertad y hacia donde percibo que debo de estar.

En términos de amistades, creo que estoy en mi punto más bajo históricamente. Se tienen compensaciones pero no evita que extrañe a amigos tan queridos como Bruno (espero que te esté llendo bien en León, recabroncete, porque me dejaste sólo y abandonado *¡snifff!*). Claro, tenemos a San Gatiche aquí todavía en México, pero no nos vemos ni la mitad de lo que deberíamos vernos.

Gata, creo que te debo un reconocimiento público a todo lo que has hecho y lo que representas para mí, lo mismo que para la Minigata y Fogosito. Sin ustedes no hubiera podido aguantar hasta este momento (y lo que me falta). Los amo.

No, no me estoy poniendo sentimental. Únicamente estoy reconociendo a las personas cercanas a mí.

Hasta la siguiente.

1 comentario:

SanGatiche dijo...

Ah, pecador...

Personalmente, sólo me dedico a hacer recuentos (o control de daños) al terminar el año. Hacer una lista de cosas por lograr para el año que comienza es mala idea:

* Son demasiadas
* Son poco realistas
* El universo se encargará de alterar por lo menos una de ellas en forma insospechada.

Mi opción es reexaminar la vida en su estado actual y elegir un aspecto con el que no estoy a gusto. Sólo uno.

Entonces podré concentrarme en cambiarlo o hacerlo más tolerable ;)